lunes, 10 de diciembre de 2012




DIBUJOS Y FRAGMENTOS PÓSTUMOS.
Charles Baudelaire

SextoPiso publica por primera vez juntos todos los dibujos hechos por Baudelaire y la serie de textos que no llegó a publicar en vida. Al parecer, ni en francés existe una publicación de tales características. La traducción se ha realizado, siempre que haya sido posible, teniendo los manuscritos delante, es decir, se reproduce tanto la continuidad de la escritura como la accidentalidad de los apuntes, incluyendo fechas, cuando las hay, tachones y rectificaciones.
Me he encontrado con una crítica adversa de esta edición en un periódico, mientras que en la red abundan las reseñas positivas. Lo que se advierte en las críticas más rigurosas, es que salvo el contenido gráfico, nada de lo publicado supone una novedad. Todo se conocía ya. La verdad es que, a excepción de la anotación de una visión apocalíptica, producto de las fantasías de duermevela, el resto ya era materia degustada por los devotos del autor. Pero a pesar de ello, el volumen es otra ocasión de aproximarnos al poeta, esta vez en la inmediatez de su escritura: a través del vuelo rasante sobre los manuscritos.
Como los buenos vinos o los manjares más exquisitos, siempre viene bien una pequeña ración del Baudelaire más contundente. Inútil comentar los aforismos baudelerianos. Tendría que transcribirlos todos. Son demasiado jugosos como para prescindir de alguno.
Baudelaire va más allá de su estereotipo. Practicó la revolución y se atrevió a decir que la del 48 fue ridícula. Su exaltación reaccionaria hay que interpretarla como un gesto de cansancio y escepticismo. Su pasión y su lucidez lo rescatan para nosotros, lo hacen rabiosamente moderno y nos lo reubican, íntegro y fiero, desde estas páginas dispersas y explosivas.
Brummel sería el primer dandy, pero Baudelaire fue el primero que nos dio una imagen del mundo, tan fatal como brillante, desde el decadentismo esteticista. En Baudelaire se produce como una consunción por desesperación, de todos los grandes movimientos: es revolucionario y contrarrevolucionario, exaltador del placer y cautivo del mismo, místico y satánico, crítico sin piedad de la sociedad y amante de las muchedumbres urbanas.
Aunque el libro sea materialmente algo pesado y no muy manejable – pequeños inconvenientes del lujo – sea bien recibida esta edición de los dibujos y fragmentos póstumos del profeta de la modernidad. Suculento Baudelaire.      

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